Abstract
Parece que la vida del niño transcurre con normalidad: asiste a clases y realiza tareas, pero también se percibe enojado, no come bien y tiene problemas para dormir.
Su vida no ha sido fácil últimamente, ¿estará pasando por un duelo?
Este concepto no sólo refiere al proceso que se vive tras lamuerte de un ser querido, sino que se experimenta ante pérdidas importantes en general, coinciden especialistas.
"El duelo se da frente a una pérdida importante de algún afecto que ha sido hasta ahora importante", explica Paola González Castro, profesora del Departamento de Psicología de la UDEM.
Bajo esta definición, incluso el divorcio o la separación de los padres desencadena un proceso de duelo en los más pequeños, afirma.
"Al separarse y/o divorciarse los papás, el niño pasa por una pérdida: papá o mamá ya no están en casa, viven en otro lado o ellos mismos se mudan de hogar", expone la psicopedagoga Priscila Medina Regalado, directora de Nipaf, institución de psicología infantil.
"La pérdida se va a interiorizar o resolver una vez que la persona se adapte al nuevo entorno".
¿Qué tan frecuentes pueden ser este tipo de duelos infantiles?
De acuerdo con las cifras más recientes del INEGI, en el 2017 se registraron 16 mil 900 actas de divorcio en Nuevo León. Del total de esos casos, el 61 por ciento reporta tener al menos un hijo menor de edad.
Las especialistas llaman a reconocer las señales del duelo infantil ante cualquier tipo de pérdida, enfrentar el proceso junto con el niño y buscar ayuda profesional en caso de ser necesario.
UN CAMBIO DE CONDUCTA
Escuchar la palabra "duelo" refiere a cinco etapas: negación, enojo, depresión, negociación y aceptación. No obstante, en los niños este proceso se vive de manera distinta, advierten las especialistas.
"La manera más sencilla de explicar el duelo infantil es decir que es como si el niño entra y sale de un charco: es un salir y regresar a conductas. En cambio, los adultos se aferran a la emoción", explica Medina Regalado.
"En algunos momentos hasta podemos decir que parece contento, y su vida y sus actividades transcurren normales, pero en otros momentos te pregunta por lo que pasó. Puede estar enojado, irritable, molesta al hermano y baja de calificaciones".
No existe un patrón general, admite, pero sí habrá conductas referentes al proceso de duelo que los papás muchas veces no identifican.
Un cambio en la conducta dice que algo sucede porque el comportamiento es la respuesta a una emoción, ahonda la psicopedagoga.
De manera especial, cambios en los hábitos de sueño, alimentación e higiene, como dormir y/o comer de más o de menos, o manchar la ropa interior son focos rojos que hablan de un duelo mal manejado.
"También debemos vigilar que el niño no se aísle, limite su comunicación o comience a ser tímido", dice.
Un punto importante a destacar, añade González Castro, es que el niño puede pensar que la persona que se marchó lo hizo por su culpa.
"Parece irracional, pero es un mecanismo que ellos utilizan para tratar de entender lo que pasó, y muchas veces como adultos caemos en el error de castigar o de buscar ciertas actitudes de los niños a partir de esa culpa, que es lo peor que podemos hacer.
"Hay que ayudarlos a entender que tal culpa no existe. También es probable que empiecen a preguntar si ellos también se van a ir o se van a morir, según sea el caso, o si incluso la persona que se queda también los va a dejar, así que hay que prepararnos para contestar".
El que haya más de un niño en casa tampoco significa que todos los chicos vivirán el duelo de la misma manera o percibirán las mismas cosas, señala Medina Regalado. Eso sí, es importante ver cómo vive la familia este proceso, porque si los adultos están volcados en su dolor es difícil que noten el de sus hijos.
Los padres de familia son los generadores del ambiente emocional en casa, por lo que un paso positivo es que ellos mismos reconozcan sus emociones. La forma en la que se maneja la situación en la familia puede volver al duelo más intenso o más llevadero.
"Pero muchas veces queremos proteger a nuestros hijos, les decimos que no lloren o que no estén tristes. El detalle es que el niño no va a dejar de sentirlo y lo único que provocará es que piense que su emoción no está bien".
¿QUÉ HACER?
Para enfrentar el duelo infantil la comunicación es fundamental, afirma la especialista González Castro.
"Es necesario hablar. Muchas veces vamos a hacer las llamadas conspiraciones del silencio: vamos a pretender, a no decir nada. También, muchas veces se trata de mentirles a los niños y esto resulta contraproducente, porque a ellos les causa confusión y angustia".
Medina Regalado añade que a la hora de sentarse a platicar con los niños es conveniente seguir algunas recomendaciones.
"Es importante explicarles de acuerdo con su edad, pero siempre ponerle nombre a las situaciones. A veces sentimos tanto miedo a las palabras 'muerte' o 'divorcio' que se quieren maquillar para minimizar la situación, pero el niño lo siente y para entenderlo necesita ponerle nombre".
De igual manera, dice, explicar la nueva dinámica familiar ayudará. Por ejemplo, si los papás se han separado, es positivo explicar que unos días dormirán en esta casa, y los otros en la otra. Tener esta información tranquilizará a los niños.
También es posible, añade, que aplicando las herramientas adecuadas los papás no tengan la necesidad de llevar a los niños a terapia para afrontar el duelo, aunque de ser necesario, los especialistas son los indicados para ayudar a todos en el proceso.
Su vida no ha sido fácil últimamente, ¿estará pasando por un duelo?
Este concepto no sólo refiere al proceso que se vive tras lamuerte de un ser querido, sino que se experimenta ante pérdidas importantes en general, coinciden especialistas.
"El duelo se da frente a una pérdida importante de algún afecto que ha sido hasta ahora importante", explica Paola González Castro, profesora del Departamento de Psicología de la UDEM.
Bajo esta definición, incluso el divorcio o la separación de los padres desencadena un proceso de duelo en los más pequeños, afirma.
"Al separarse y/o divorciarse los papás, el niño pasa por una pérdida: papá o mamá ya no están en casa, viven en otro lado o ellos mismos se mudan de hogar", expone la psicopedagoga Priscila Medina Regalado, directora de Nipaf, institución de psicología infantil.
"La pérdida se va a interiorizar o resolver una vez que la persona se adapte al nuevo entorno".
¿Qué tan frecuentes pueden ser este tipo de duelos infantiles?
De acuerdo con las cifras más recientes del INEGI, en el 2017 se registraron 16 mil 900 actas de divorcio en Nuevo León. Del total de esos casos, el 61 por ciento reporta tener al menos un hijo menor de edad.
Las especialistas llaman a reconocer las señales del duelo infantil ante cualquier tipo de pérdida, enfrentar el proceso junto con el niño y buscar ayuda profesional en caso de ser necesario.
UN CAMBIO DE CONDUCTA
Escuchar la palabra "duelo" refiere a cinco etapas: negación, enojo, depresión, negociación y aceptación. No obstante, en los niños este proceso se vive de manera distinta, advierten las especialistas.
"La manera más sencilla de explicar el duelo infantil es decir que es como si el niño entra y sale de un charco: es un salir y regresar a conductas. En cambio, los adultos se aferran a la emoción", explica Medina Regalado.
"En algunos momentos hasta podemos decir que parece contento, y su vida y sus actividades transcurren normales, pero en otros momentos te pregunta por lo que pasó. Puede estar enojado, irritable, molesta al hermano y baja de calificaciones".
No existe un patrón general, admite, pero sí habrá conductas referentes al proceso de duelo que los papás muchas veces no identifican.
Un cambio en la conducta dice que algo sucede porque el comportamiento es la respuesta a una emoción, ahonda la psicopedagoga.
De manera especial, cambios en los hábitos de sueño, alimentación e higiene, como dormir y/o comer de más o de menos, o manchar la ropa interior son focos rojos que hablan de un duelo mal manejado.
"También debemos vigilar que el niño no se aísle, limite su comunicación o comience a ser tímido", dice.
Un punto importante a destacar, añade González Castro, es que el niño puede pensar que la persona que se marchó lo hizo por su culpa.
"Parece irracional, pero es un mecanismo que ellos utilizan para tratar de entender lo que pasó, y muchas veces como adultos caemos en el error de castigar o de buscar ciertas actitudes de los niños a partir de esa culpa, que es lo peor que podemos hacer.
"Hay que ayudarlos a entender que tal culpa no existe. También es probable que empiecen a preguntar si ellos también se van a ir o se van a morir, según sea el caso, o si incluso la persona que se queda también los va a dejar, así que hay que prepararnos para contestar".
El que haya más de un niño en casa tampoco significa que todos los chicos vivirán el duelo de la misma manera o percibirán las mismas cosas, señala Medina Regalado. Eso sí, es importante ver cómo vive la familia este proceso, porque si los adultos están volcados en su dolor es difícil que noten el de sus hijos.
Los padres de familia son los generadores del ambiente emocional en casa, por lo que un paso positivo es que ellos mismos reconozcan sus emociones. La forma en la que se maneja la situación en la familia puede volver al duelo más intenso o más llevadero.
"Pero muchas veces queremos proteger a nuestros hijos, les decimos que no lloren o que no estén tristes. El detalle es que el niño no va a dejar de sentirlo y lo único que provocará es que piense que su emoción no está bien".
¿QUÉ HACER?
Para enfrentar el duelo infantil la comunicación es fundamental, afirma la especialista González Castro.
"Es necesario hablar. Muchas veces vamos a hacer las llamadas conspiraciones del silencio: vamos a pretender, a no decir nada. También, muchas veces se trata de mentirles a los niños y esto resulta contraproducente, porque a ellos les causa confusión y angustia".
Medina Regalado añade que a la hora de sentarse a platicar con los niños es conveniente seguir algunas recomendaciones.
"Es importante explicarles de acuerdo con su edad, pero siempre ponerle nombre a las situaciones. A veces sentimos tanto miedo a las palabras 'muerte' o 'divorcio' que se quieren maquillar para minimizar la situación, pero el niño lo siente y para entenderlo necesita ponerle nombre".
De igual manera, dice, explicar la nueva dinámica familiar ayudará. Por ejemplo, si los papás se han separado, es positivo explicar que unos días dormirán en esta casa, y los otros en la otra. Tener esta información tranquilizará a los niños.
También es posible, añade, que aplicando las herramientas adecuadas los papás no tengan la necesidad de llevar a los niños a terapia para afrontar el duelo, aunque de ser necesario, los especialistas son los indicados para ayudar a todos en el proceso.
Original language | Spanish |
---|---|
Publisher | El Norte |
Publication status | Published - 30 Sept 2019 |